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No es inseguridad, es desigualdad: reflexiones sobre el Síndrome de la impostora

  • Foto del escritor: ADRIANA DEL PILAR RONDON SUAREZ
    ADRIANA DEL PILAR RONDON SUAREZ
  • 25 feb
  • 2 Min. de lectura

Autor: Azucena Martínez

Fecha de publicación: 13 febrero 2025

Palabras claves:  Síndrome de la impostora, desigualdad de género, prejuicios laborales, autoeficacia, estructuras sistémicas


El "Síndrome de la impostora" es una sensación común en muchas personas que, a pesar de sus logros, sienten que no merecen sus éxitos. Este artículo habla sobre cómo esta percepción no es solo un problema de inseguridad personal, sino una consecuencia de las estructuras sociales y laborales que históricamente han puesto en duda la legitimidad de ciertos grupos, especialmente de mujeres y personas no binarias.


Su identificación se dio en 1978 por las psicólogas Pauline Rose Clance y Suzanne Imes, se sabe que este fenómeno no solo afecta a individuos, sino que está vinculado a prejuicios arraigados en el entorno laboral. Aquí la autora del artículo resalta la importancia del lenguaje, señalando que llamarlo "síndrome" sugiere un problema personal, mientras que "fenómeno" permite reconocer que es una respuesta a desigualdades sistémicas.


Un punto clave del artículo es que la solución no puede recaer únicamente en quienes experimentan el fenómeno. Es necesario que las empresas y organizaciones revisen sus estructuras y trabajen en la eliminación de prejuicios y barreras que afectan la confianza y el crecimiento profesional de las personas afectadas. La diversidad y la equidad deben ser prioridades en el ámbito laboral.


Este análisis es sumamente relevante en la actualidad. Muchas personas en diferentes sectores han experimentado la sensación de no ser lo suficientemente competentes, cuando en realidad enfrentan un entorno que pone en duda su valor. En países como Colombia, la promoción de espacios de trabajo más equitativos y la implementación de políticas de inclusión podrían contribuir a reducir este fenómeno. Además, el fortalecimiento de programas de mentoría y el reconocimiento del talento sin prejuicios pueden hacer una gran diferencia en la confianza y el desarrollo profesional de las personas.

 
 
 

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